Un asesinato, un antiguo misterio oculto a lo largo de los años y alguien que sin saberlo se ve involucrado en una conspiración de enormes proporciones. Para colmo visitaremos Roma y hay una catedral de por medio. Todo apunta a que estamos hablando del best seller del momento, máxime si ese misterio oculto hace mención a una de las muchas religiones que ha visto la humanidad. Ni qué decir tiene que si hablamos de cristianismo, entonces la historia tiene todos los elementos para estar en boca de todos, si no fuera porque no hablamos de literatura; lo que nos ocupa es un tipo de ocio al que muchos equiparan con ella.

Posiblemente no exista un género que se haya ganado más adeptos como el de la intriga, las conspiraciones históricas y los misterios a resolver. Tantos que a veces resulta extraño que el anuncio de una nueva aventura gráfica, novela o rodaje de película no esté dirigido hacia este conjunto de consumidores. Muchos se preguntan si quizá sea hora de hablar de que el mercado del ocio está demasiado saturado de estos elementos.

Basándose en las tendencias del público, o quizá no, tales elementos son los que la italiana Artematica presenta en esta aventura gráfica. Con un trasfondo histórico y ambientado en la edad actual nos da la posibilidad de sacar a la luz uno de los misterios mejor guardados de la historia. Pero, ¿estará la humanidad preparada para conocer este descubrimiento€

La aventura está protagonizada por Jonathan Danter, estadounidense soltero y periodista de profesión. Su jefe en la revista Manhattan Mirror le encomienda la tarea de viajar a Miami para entrevistar a un tal cardenal Gregor. Basta decir que esta entrevista nunca tendrá lugar: Jonathan recibe una llamada desde Scotland Yard en la que le informan de la muerte por asesinato de su tío Frank, supuestamente muerto diez años antes. Así, nuestro protagonista deberá desplazarse hasta Londres interrumpiendo su agenda, donde le detallarán las circunstancias del asesinato.

De ahí en adelante dejamos al lector la tarea de descubrir el resto de una historia en que los personajes principales son:

• Jonathan Danter: Periodista de la Manhattan Mirror. Vive solo en un ático en el centro de Manhattan.
  
  
• Frank Danter: toda la historia gira alrededor de las razones de su asesinato. ¿Pero el tío Frank no había muerto hace diez años€
  
  
• Kat McKendal: trabaja para la policía londinense y conocía a Frank.
  

La mejor frase que resume su calidad gráfica es ni mucho ni poco, y tiremos para el poco. Si bien el aventurero gráfico no es un espécimen conocido por esperar de las compañías una calidad gráfica que exija la compra de la última tarjeta gráfica del mercado ni el último procesador de cuatro núcleos, el trabajo bien hecho siempre se agradece. Muestras de que un buen resultado no lleva consigo necesariamente los avances más novedosos en realismo gráfico hay miles, pero éste no es uno de ellos. Y es que el trabajo visual que Artematica ha plasmado en esta aventura pasa por ser sencillo, nada más, dando durante todo el juego la impresión de estar ante un producto que no ha sido depurado, limitándose a cumplir su objetivo sin muchas miras más allá de lo que se podría presuponer de unas localizaciones mínimamente atractivas. Hay que decir, sin embargo, que a la calidad de la que hablamos se llega tras sumergirnos en la configuración manual de los drivers de nuestra tarjeta gráfica. Este paso es obligatorio si deseamos eliminar la multitud de dientes de sierra que rodean a los personajes y los rayos que disparan periódicamente.

En una aventura gráfica que transcurre en ciudades como New York, Londres o Chartre resulta imposible imaginarlas sin un mínimo de actividad urbana que otorgue dinamismo, no ya a la historia, pero sí a la ambientación. Salvo algún grupo de personas disperso por los escenarios, estos entornos se nos presentan absolutamente vacíos, estáticos y carentes de vida (incluso la Plaza de San Pedro está totalmente vacía).

Los escenarios, realizados en 2D con una resolución de 1024x768 y por lo general cuidados, suponen el elemento más desconcertante del apartado gráfico, al presentar luces y sombras a lo largo de toda la aventura. Aunque muchas de las localizaciones hacen gala de un buen trabajo, otras en cambio no parecen haber sido objeto de ese cuidado, y su calidad deja mucho que desear, no solo por la ausencia total de detalles dinámicos (ni pájaros revoloteando, ni nubes desplazadas por el viento, nada salvo algún vehículo en un escenario puntual y poco más), sino que también algunos de los objetos con los que interactuaremos en la aventura, extraídos de fotografías reales, se ven ligeramente borrosos, siendo su resultado en pantalla el de parecer pegotes superpuestos en los escenarios, lo que da la sensación de que se encuentran en el sitio incorrecto, totalmente fuera de lugar.

El modelado 3D de los personajes y sus movimientos están en general bien conseguidos, sin grandes alardes gráficos pero cumpliendo su objetivo. Sus animaciones, si bien no absolutamente realistas y demasiado rígidas, son creíbles. No ocurre así con el pasear de los personajes por el escenario, algo que resulta en la sensación de que el modelo flota sobre el suelo en lugar de pisarlo realmente. A esto último se une que en aquellos suelos pulidos en los que los objetos de las paredes se reflejan perfectamente, la sensación de que el personaje no se integra totalmente en el escenario se incrementa pues éste no muestra ningún reflejo del personaje, produciéndose el curioso "efecto vampiro".

En un nivel inferior de calidad se sitúan las secuencias cinematográficas, de las que por cierto el juego está plagado, cosa que se agradece sobremanera y que muy pocas aventuras pueden decir en los tiempos que corren. Ayudan a conectar unos capítulos con otros, actuando solo como elemento de transición, ya que poco argumento es el desarrollado a través de los mencionados vídeos. La calidad visual también juega en su contra, ya que no está a la altura de otros títulos coetáneos y parecen más bien vídeos de la década pasada, debido a su escasa nitidez y falta de definición en los efectos y edificios que muestran.

La aparente dejadez en el apartado visual no se ve acompañada por un mejor acabado en lo que a ambientación auditiva se refiere. No siempre el empeño y buen hacer de un conjunto de actores es suficiente para dotar de vida a unas cuantas líneas de texto. Sin una dirección que marque el rumbo a seguir y fije el objetivo que se espera alcanzar en cada escena, el trabajo bien hecho puede no estar acorde a lo que el argumento pretende expresar. Aunque en general podemos hablar de que el equipo de doblaje cumple con el mínimo esperable, no son pocas las ocasiones en las que harán que nos llevemos las manos a la cabeza ante la pésima interpretación de su papel en la pantalla, ya que ni se ajustan al personaje ni a la situación representada.

Aun con los aspectos negativos comentados, el doblaje es el elemento que sale mejor parado del apartado sonoro de Belief & Betrayal: El Medallón de Judas. Desgraciadamente, y se podía haber evitado sin mucha complicación, los efectos atmosféricos de sonido y la banda sonora no están al nivel al que deberían haber rendido. Si los primeros hacen gala por una inexistencia casi completa durante todo el juego —salvo el ruido asociado a algún coche, el sonido de las pisadas o el asociado a alguna combinación de objetos—, el hilo musical compensa ese silencio con un excesivo tempo que despista más que ayudar.

Presente en todo el juego, la música nunca consigue dar ese paso necesario para resultar desapercibida al jugador y quedarse en un segundo plano, todo ello sin dejar de dar ambiente a la escena. No es tanto un problema de que sea mala o no, que no lo es en absoluto; se trata más bien de que no se ha sabido aprovechar correctamente, y la selección del fondo musical para cada escena no ha sido elegido de la mejor manera posible. De un ritmo tranquilo, casi capaz de crear el suspense que la historia necesita (personalmente algunos extractos musicales me traen a la memoria la banda sonora compuesta por Carlos Ruiz Zafón para La Sombra del Viento) se pasa a un ritmo acelerado, estruendoso y que se eleva hasta casi no permitir escuchar los diálogos. Algunas modificaciones en esta selección convertirían en agradable la experiencia de detenerse un momento para escuchar la música.

Como es habitual disponemos de la opción de deshabilitar los subtítulos si nuestra preferencia es la de jugar únicamente con el doblaje, pero esto no resulta exactamente como sería de esperar. Tan solo se encuentran dobladas al castellano las conversaciones, de modo que todas las descripciones de los objetos se muestran en modo subtítulo, cortando así el ritmo de juego pues cuando lo natural es que el personaje continúe hablando es necesario recurrir al uso del texto para proporcionar información al jugador.

El viaje de Jonathan (aunque también de Kat y Damien pues alternaremos entre los tres personajes según la situación lo requiera) transcurre en el desarrollo de una trama que presentándose de manera correcta, e intrigando al espectador, no consigue soltarse, y camina por sendas demasiado estrictas para llevar a un destino en que parece haberse fijado de antemano el devenir de los personajes. En Belief & Betrayal: El Medallón de Judas todo ocurre deprisa y corriendo, sin casi dar tiempo a que se desarrollen las escenas. Los diálogos son los justos para tratar los temas que hay que debatir, y las visitas a las distintas localizaciones no llevan más tiempo del necesario para alcanzar el objetivo de la visita y abandonar el lugar en pos de otra complicación en la historia. Para que os hagáis una idea, es como estar ante una novela de Dan Brown de cincuenta páginas.

No existen giros argumentales ni tramas secundarias; ni el juego ni su muy escasa duración dan para tanto. Aquí todos cumplen el papel con que fueron presentados, y el menor atisbo de lo contrario se parece más a la realidad que a la ficción que nos intentan presentar. En resumen, falta evolución en su historia; no da tiempo a que las escenas, y la personalidad de los personajes, tomen forma, de modo que en ningún momento llegamos a sentirnos parte de la aventura o simpatizar con algún personaje. Tampoco se puede hablar existencia o no de linealidad, pues son prácticamente nulas las situaciones en que nos encontremos ante más de un enigma para resolver al mismo tiempo, y cuando lo hay, en general no importa el orden en que se resuelvan, aunque algunos de ellos se han incorporado con el simple objetivo de alargar el ya corto tiempo de vida del juego.

En cuanto a cómo se enfrenta uno como jugador a esta aventura, el título cumple todos los requisitos no escritos para el uso y disfrute de una aventura gráfica clásica. El control se realiza por medio del socorrido point&click. Por otra parte, y permitiendo combinar objetos dentro de él tan solo arrastrándolos, el inventario se sitúa en la banda negra inferior. Tampoco faltan las necesarias descripciones de los objetos, con la peculiaridad de que a parte de que cada objeto disponga de la suya propia, muchos de ellos llevan asociada más de una.

Junto al inventario, y como elementos argumentales y de juego, tenemos otros dos elementos desplegables. El primero de ellos abre una pequeña bitácora que muestra los últimos avances en la investigación. No es posible acceder a todo el diario, tan solo a la última entrada, pero sin duda es una buena herramienta para ponerse al día en cada nueva incursión en el juego. El segundo de ellos hace las veces de inventario secundario, o más bien una agenda de notas, en donde aparecen datos numéricos o de interés de los que nos hayamos enterado con anterioridad. Estas notas juegan un papel clave en la aventura ya que, cual objeto presente en el inventario, las podemos combinar con personajes u otros objetos.

Por último, un cuarto elemento y objeto de todos nuestros personajes toma cuerpo en forma de comunicador de última generación. Teléfono móvil y correo electrónico todo en uno, este dispositivo hace uso de conexiones codificadas imposibles de rastrear. A través de él podremos intercambiar mantener la comunicación entre los tres personajes hábiles. Lástima que no se haya sabido aprovechar, y su uso en la resolución de puzzles quede en una mera anécdota.

En Belief & Betrayal: El Medallón de Judas no existe la posibilidad de morir, ni siquiera la de estar mínimamente cerca de tal acontecimiento, algo impensable en una historia de tal naturaleza. Si algo nos ha enseñado la literatura de best seller es que el protagonista siempre tiene que padecer penurias, correr riesgos y estar a punto de perder la vida. Aquí ni eso, así que olvidaos de escenas contrarreloj a repetir o finales alternativos desencadenados por una mala opción tomada en el momento menos oportuno. Ya dijimos que los giros argumentales se quedan fuera de esta obra.

Por tanto, la dificultad de la aventura se limita al uso de nuestras células grises aplicadas a la investigación o resolución de los enigmas propuestos. El gran porcentaje de todos ellos son del tipo combinación de objetos, incluyendo en ellos los de obtención de un objeto deseado o de interés para otro personaje. Aunque por la tónica general que sigue la aventura podemos hablar de un título sencillo, hay que estar atento para dar con la solución de alguno de ellos, o simplemente para saber cuándo volver a revisar un objeto. Esto último se debe a que, en función del punto en que se encuentre la historia, observar un objeto determinado puede o no dar sus frutos, por lo que habrá que estar atentos. Una mínima parte de los puzzles que nos encontraremos son de los llamados de tablero, y se pueden resolver rápidamente por el método de ensayo y error. La dificultad deja mucho que desear, sin ofrecer unos retos a la altura de lo ya visto en el género.

Pudiera parecer al término de la lectura de este texto que nos encontramos ante una aventura de la que solo son destacables los aspectos negativos. Nada más lejos de la realidad. Tan sencillo como que lamentablemente los positivos destacan en menor medida que aquéllos. Nos encontramos ante una historia entretenida, que se desarrolla dinámicamente y bien planteada en su inicio. Al mismo tiempo, el juego nos ofrece aspectos interesantes como el controlar a distintos personajes para alcanzar un objetivo conjunto en la historia, mas todo ello se ve empañado por los numerosos y pequeños fallos cuya depuración no habría incrementado el tiempo de producción de manera significativa. Detalles que consiguen que todo el conjunto se quede en pos de alcanzar lo que sería su objetivo inicial, y es que la inmersión del jugador es una tarea que ha quedado pendiente; para un proyecto futuro, quizá.

Son esos pequeños defectos los que hacen que al término de la aventura tengamos la extraña sensación de que, sin estar ante una aventura gráfica calificada de deficiente, no ha conseguido dar ese paso extra y se queda en un punto medio siendo demasiado pobre para decir que es buena, pero suficientemente buena para adjetivarla de mala.

Escrito por Althor

Publicado el 29 de noviembre de 2008

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