La compañía italiana de desarrolladores Dynabyte, se dio a conocer con la salida al mercado en 1992 de su primera aventura Nippon Safes Inc. El presente título, Big Red Adventure, es una continuación de las aventuras de aquellos tres protagonistas: Doug Nuts, Dino Fagoli y Donna Fatale. La idea de esta compañía fue continuar con estos tres personajes en una nueva aventura gráfica a tomar parte en alguna zona del Sahara, cosa que dejaron ya clara al acabar con este título.

Sin embargo, el hecho de que saliese tan tarde a la venta (1995), motivó que el trabajo hecho por esta empresa italiana quedase en cierta manera obsoleto en comparación con otras producciones de la época. Esto provocó, a la larga, el cierre de la desarrolladora con los ya mencionados 2 únicos títulos en catálogo.

La sociedad capitalista ha invadido la Rusia moderna, con la creación de nuevas empresas como la de refrescos Vodka-Cola, la informática Moscosoft o la cadena de comida rápida McRomanov. La juventud hace pira de los colegios para jugar al último juego de Leningrad en las recreativas y acude a los masivos conciertos de los Rolling Soviets. Sin embargo, en algún lugar de ese país, ciertos militares miran con recelo el estado de bienestar actual. Prefieren una vuelta a los valores del pasado comunista y para ello encomiendan una labor al gran científico soviético: El Doctor Virago.

Nuestro primer protagonista y afamado ladrón Doug Nuts está en Moscú tomándose unas vacaciones después de ciertos problemillas que le asolan tras su estancia japonesa en Tokio. Mientras consume las horas en el Hotel Ritz de la capital moscovita, decide hacer turismo y darse un paseo por el Museo Ruso del Kremlin. Durante la visita queda maravillado con la belleza de la corona del Zar Iván el Terrible. La descripción que el guía hace de la seguridad en el Museo, convence a Doug para realizar el robo sonado de dicha corona.

Los otros 2 protagonistas que se manejarán posteriormente en la aventura son el fornido pero con pocas neuronas ex-boxeador italiano Dino Fagoli, metido ahora a marinero a bordo del acorazado Potemkin y Donna Fatale, modelo y cantante de ópera que se encuentra en una gira por países de la Europa del Este y a la que le toca cantar en el Bolshoi.

Toda la aventura está pensada en clave de humor y cuenta con algunos diálogos que provocan sonrisas, siendo ahí donde quizá resida el mayor punto a favor de la aventura arreglando alguna inconexión en el guión sobre cosas que hay que hacer para continuar pero que no aparecen explicadas.

Este punto es quizá el mayor culpable de que esta aventura no alcanzase un mejor reconocimiento en su día. Y es que los gráficos en 2D se quedan algún año atrás comparándolo con otras aventuras del mismo tiempo. Ejemplos como los de Gabriel Knight, Gene Machine, Bureau 13 ó Alone in the Dark 3 por mencionar algunas, están a años luz en el desarrollo y la optimización de la aventura.

En fechas más actuales, no se nota demasiado con otras AGs clásicas parecidas, sin embargo por aquel entonces fue la representación de que el diseño había quedado obsoleto. No es un ejemplo aislado entre las desarrolladoras transalpinas, ya que a la también italiana Trecision (creadora del Nightlong: Union City Conspiracy) le pasó factura el mismo caso con The Watchmaker, que igualmente provocó su disolución.

Dejando a un lado lo comentado, los fondos caricaturescos cumplen su cometido resultando en ocasiones jocosos, como en la zona de equipajes en la estación de tren de Zerograd. Sin embargo y mientras se avanza en la aventura, uno se da cuenta de un aspecto que no resulta nada atractivo: la repetición de escenarios en lugares diferentes. Puede que el presupuesto fuese corto, pero canta muchísimo encontrarse los mismos caminos del bosque y la misma estepa rusa en lugares diferentes.

La aventura no se prodiga en demasiadas animaciones, aunque las que hay no desentonan con el desarrollo general. Doug incluso podrá participar en un concurso de la KGB TV llamado Matrioska Show, donde está la animación más larga y en donde responderá a las preguntas del presentador de la mejor manera posible (No os perdáis a los Beatles disfrazados que salen cantando). Del resultado de ese concurso dependerá el futuro robo de la corona del Zar. Desgraciadamente, la parte de animaciones es la que más problemas da en equipos nuevos a la hora de emularlos con DOSBox. Puede que éstos transcurran a una velocidad de vértigo sin que apenas veamos los subtítulos. Para ello habrá que disminuir el número de ciclos en el archivo de configuración del propio DOSBox.

Otro de los grandes problemas a la hora de configurar esta aventura para que funcione correctamente. Y es que a pesar de la maestría con la que se eligió la música en donde se reconocerán varias piezas como la de intriga del museo, el himno ruso, el Puente sobre el río Kwai, etc... que están muy bien logradas y acompañan correctamente al protagonista, la parte de los sonidos resulta un desastre con las tarjetas actuales. Dependiendo de las zonas en que nos encontremos, los altavoces pueden llegar a emitir como pequeños y molestos chisporroteos. La adaptación a las tarjetas Soundblaster es bastante mala incluso con la emulación correcta del DOSBox, por lo que en la configuración del juego conviene o escoger alternativas que funcionen o aguantar esos ruiditos en algún que otro lugar mientras se juega.

También pueden provocar algún cuelgue en sitios determinados y de forma aleatoria (salvad la partida antes de hablar como Donna con el ladrón en el Orient Express) aunque los más numerosos que comentaré vienen por otros derroteros. Por lo tanto es menester salvar la partida a menudo por si acaso.

La aventura es multilenguaje, y existen versiones con traducción al español. Las voces estaban presentes únicamente en la versión en CD, y se reducían a poco más que la introducción. Por lo tanto se puede elegir el idioma preferido para subtítulos entre inglés, francés, alemán e italiano (mas las versiones traducidas al español).

Llegamos a uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta para que una aventura sea agradable a la hora de jugarla. Desgraciadamente este aspecto no está demasiado pulido en Big Red Adventure llegando a veces a convertirse en una pesadilla tratar de realizar alguna acción determinada por tenerla que repetir infinidad de veces.

Al igual que en otras aventuras coetáneas, la interacción con el entorno reside sobre el botón izquierdo tras pinchar en el comando mirar, usar, abrir ó hablar correspondiente. El inventario se abre con el botón derecho para escoger una de estas 4 acciones comentadas ó el objeto deseado. La tecla ESC nos permite acceder al menú donde se podrá cargar ó salvar la partida, salir del juego ó activar la música o el sonido. Sin embargo dentro de este interfaz resulta muy engorroso el tema de la combinación de objetos del inventario, ya que para que se haga correctamente, después de elegir el primer objeto hay pinchar sobre nuestro personaje, a modo de aviso de que lo tiene que volver a utilizar, y después volver a abrir el inventario para colocar un objeto sobre otro y tratar de combinarlos. Vamos, que es sistema con el que nunca antes me había encontrado en una aventura y que resulta molesto en esos momentos de combinación aleatoria de elementos para resolver un puzzle.

Otro aspecto que molesta bastante es que los lugares por los que se puede mover el personaje en la pantalla no están totalmente definidos, por lo que existen varios sitios donde el personaje podría quedarse encallado sin que podamos moverlo. Generalmente intentándolo se consigue, pero no sin haberse desesperado y estar preguntándose el volver a cargar una partida anterior. También resulta habitual que al seleccionar la siguiente localización de la pantalla, el personaje se quede encallado en alguna esquina o edificio obligándote a moverlo hacia otra posición de la pantalla, para que finalmente haga caso a la acción de salida. No existen mapas en la aventura, por lo que para ir a determinados lugares habrá que echar mano de las caminatas, aunque no son demasiado pesadas al moverse nuestro protagonista rápidamente.

Una cosa curiosa que salta a la vista desde el mismo menú de inicio, es que la aventura parece escrita con el alfabeto cirílico al desarrollarse plenamente en Rusia. Pero nada más lejos de la realidad que una imitación de nuestro idioma que resultará sin duda graciosa en un primer momento, para luego acostumbrarse perfectamente.

La dificultad general de la aventura es uniforme de principio a fin y la calificaría de media. Prácticamente todos los puzzles tiene el denominador común del pixel-hunting y del inventario, por lo tanto no nos encontraremos con puzzles de combinatoria y tablero para que ralenticen la historia. La mayor parte de las cosas se pueden hacer simplemente observándolo todo detenidamente. Eso nos lleva a que la duración de la aventura se quede un poco corta.

Como variedad se incluye una participación del afamado ladrón Doug en un concurso de televisión, donde tendrá que intentar acertar la respuesta entre las 3 propuestas. Más adelante y dependiendo de lo que hablemos con ciertas personas, el ex-boxeador Dino podrá tomar varios caminos, en lo que se podría ver un amago de puzzle conversacional. Todo esto nos lleva a un nuevo tema a comentar de esta aventura que es la no-linealidad. Ciertamente todo lo que tenga que ocurrir hasta el mismo final de la aventura, sucederá. Pero los desarrolladores de DynaByte dotaron de una cierta no-linealidad en la conclusión de ciertos objetivos. De esa forma, Doug podrá acometer el robo de la corona del Zar Iván el Terrible de 2 formas distintas y Dino podrá intentar llegar a Zerograd de hasta 3 formas.

Otro aspecto a comentar es el de los muchos objetos inútiles. Al igual que ocurría en la saga de los Agatha Christies, aunque en menor medida, los 3 protagonistas podrán cargar con bastante objetos sin uso. Aunque no los mantendrán siempre, ya que cada fase hace un limpia de ellos, cosa que el jugador agradecerá.

Como en los buenos juegos de humor, hay muchas cosas que no tendrán sentido, pero que hay que probarlas todas. Es habitual hacer un cambio de un ordenador portátil por una minucia, o dejar que nos estafen. En ese punto entran Pedlar, Alex y Kos metidos en turbios asuntos, que no escatimarán en abusos para conseguir sus objetivos. Deberemos ingeniárnoslas para conseguir el suficiente dinero en Rublodólares (sic) para pagar sus desorbitados precios y en otras ocasiones aceptar sus chantajes (un microfilm por la no publicación de unas fotos de Donna). Mucho cuidado con el dinero y en como se invierte, sobre todo en la parte de Dino en el puerto. Puede obligarte a volver a una partida anterior si se gasta alegremente. Procurad que antes de acometer alguna acción especial esté bien comido.

En definitiva, es una aventura que sin llegar a ser espectacular y aceptando sus fallos puede ser tenida en cuenta en tiempos de sequía aventurera o en gente a la que le apetezca jugar a clásicos que se salgan del guión. Es original y pasa el corte del entretenimiento. Tal y como comento, la configuración puede llegar a ser un problema incluso con DOSBox. Desde luego esto último puede llegar a provocar una percepción muy negativa de la aventura. Va ganando un poquito conforme va avanzando la historia y los diálogos entre Doug y Dino, o los pensamientos unineuronales de éste último son graciosos. Lástima que el guión quedase un poco en el aire en ciertos temas o que no se haya realizado una aventura más larga.

A riesgo de que se me pueda criticar por mis elevadas puntuaciones (cosa que acepto gustosamente viendo la media general), creo objetivo opinar que este Big Red Adventure es francamente una aventura de contrastes, tanto para bien como para mal.

Escrito por AGH

Publicado el 20 de julio de 2007

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