De todos es conocido el legendario y fastuoso tren que atravesaba Europa, partiendo de París hasta alcanzar como destino Constantinopla (actual Estambul), desde finales del siglo XIX hasta su desaparición en 1977, llamado el Orient Express. Este histórico tren de lujo fue la fuente de inspiración de muchos escritores (como el famoso Asesinato en el Orient Express de Agatha Christie, que tuvo su adaptación cinematográfica) y el escenario de muchas películas de la época, como Alarma en el expreso, de Alfred Hitchcock.

Quién iba a pensar que esta vieja gloria iba a ser resurgida de las cenizas en 1997, cuando un equipo de Smoking Car Productions capitaneado por Jordan Mechner, creador del Príncipe de Persia, decidieron plasmar en el mundo de la aventura gráfica toda una historia de amor, intriga y conspiración tremendamente original, que llegó al mercado español con una minuciosa producción a sus espaldas. Veamos si un siglo más tarde, el Orient Express reanuda su marcha como antaño.

24 de julio de 1914, prolegómenos de la Primera Guerra Mundial. Tyler Whitney se sube al Orient Express en París, que se dispone a marchar hacia Constantinopla inmediatamente. Está inquieto, nervioso, impaciente, como si estuviera esperando a alguien. Resignado, con el último aviso a los pasajeros de la partida del expreso, vuelve al interior del vagón para comenzar su viaje. Mientras tanto, su amigo Robert Cath se dispone a toda prisa a alcanzar al ferrocarril montado en motocicleta tras perder la salida en París, y por fin, consigue encaramarse en marcha. "Ha sido arriesgado, pero ya estoy aquí", piensa.

Recorre los compartimentos del vagón hasta dar con el de su compatriota en el lugar de la cita, pero al entrar a su compartimento, una tragedia sobreviene al instante. "¡¡¿¿Muerto€€!! ¿Tyler Whitney muerto€". El cadáver asesinado en el suelo muestra signos inequívocos de ello. Así, nuestro héroe, el señor Cath, decide asumir la personalidad del asesinado para resolver demasiados interrogantes: ¿por qué ha sido asesinado Whitney€ ¿Qué era aquello tan importante sobre lo que tenían que hablar€ ¿Quién ha sido el asesino€

A lo largo de tres días, Cath desempeñará el rol de su amigo en el viaje, en el cual descubriremos intrigas políticas, venganzas personales, complots internacionales y, por qué no, siempre queda hueco para el amor. Durante el trayecto aparecerán viajeros desde todos los países que atraviesa el expreso; la variedad cultural y social está asegurada: los pasajeros serán nuestro único contacto y medio para averiguar qué es lo que está pasando y, cual detective, tendremos que ir desenmarañando todo el turbio asunto que se nos ha presentado de un modo inesperado. Si a ello le sumamos que Robert está siendo buscado por las autoridades internacionales por un supuesto delito de homicidio, nuestra tarea se hace si cabe, aún más peligrosa.

Nada más comenzar el juego, podremos apreciar la gran belleza que nos ofrece en cuanto a gráficos y vídeo se refiere. Construido sobre fondos 2D y personajes al estilo dibujos animados, el realismo y fidelidad de la época nos dejarán atónitos. No sólo está reflejado a la perfección el expreso de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, sino que todos los escenarios e individuos que nos rodean han sido realizados tras un proceso de documentación exhaustivo, no se les ha escapado ni el más mínimo detalle, la ambientación es totalmente realista. Y no sólo la ambientación: aunque los personajes sean tipo dibujos animados, reflejan las emociones humanas como ningún juego que haya visto hasta ahora: modelados según actores reales, las expresiones faciales y corporales son de lo más real que ha pasado por la pantalla de un aventurero. Para los que tenemos un equipo moderno, jugar a un juego de resolución 640x480 no es de lo más cómodo que exista, pues los contornos se vuelven más duros y se pierde nitidez al jugarlo en pantalla completa, así que si podéis jugarlo en un equipo más antiguo o con resolución más pequeña, no lo dudéis: decantaos por esa opción, pues la disfrutaréis mucho más.

La única objeción que tengo en este apartado es que los movimientos de los personajes parecen sacados de una filmación a cámara lenta, desapareciendo la sensación de fluidez. Al igual que en el apartado de audio, todo está cuidado al máximo, y toda la documentación que nos encontremos que sea de alguna relevancia para el desarrollo de la historia estará traducida por completo al castellano. Es singular también ver el movimiento del tren, lo único que utiliza un movimiento más tridimensional.

Como nota, observar que toda la historia se desarrolla en el interior del ferrocarril, por lo cual pasearemos continuamente por los mismos y limitados escenarios, una y otra vez, pero el ritmo del juego y los demás apartados contrarrestan este efecto y la sensación de monotonía desaparece tras unos momentos de juego.

Sin lugar a dudas, uno de los grandes aspectos por los que destaca "The Last Express". Al jugar a esta aventura tendremos la sensación de adentrarnos completamente en el legendario ferrocarril, ya que la sensación de inmersión se ha logrado como en pocos juegos.

En cuanto a los efectos de sonido, en general, el ambiente queda muy logrado: si bien es cierto que dentro de un tren no se pueden escuchar muchas cosas, aquí se recoge de una extraordinaria forma todo movimiento, susurro y los extraños crujidos que se pueden oír en un viaje de estas proporciones. Durante todo el trayecto no nos cansaremos de escuchar el traqueteo de la locomotora, las continuas paradas del tren, lo que están marujeando los pasajeros del vagón de al lado, los ladridos del perro de la Srta. Wolff, los pasos de los viajantes por los pasillos, los cierres de puertas... está cuidado hasta el mínimo detalle. Una de las cosas más curiosas y que más llamaron mi atención fue la sensación de lejanía y acercamiento progresivo a los sitios: mientras te acercas a determinado compartimento, vagón, etc. en el que se está produciendo un acontecimiento, la intensidad de las voces va aumentando de manera casi real y, del mismo modo, en cuanto te alejas del lugar, va decreciendo hasta quedarse en un débil murmullo. Es toda una experiencia analizar todo lo que se escucha en el tren, llega a ser todo un deleite.

Y aquí, queridos amigos, llegamos al quid de la cuestión, los diálogos. Es de todos bien conocido que una película o juego con un buen doblaje puede ganar mil puntos, y si es malo, viceversa, perderlos hasta tal punto que nos centramos más en estos pequeños detalles que en todo el conjunto en sí, por desgracia. Sin embargo, en este juego es preciso que haga tanto hincapié en este apartado. El trabajo realizado en este apartado es impecable, las voces de todos los personajes están muy conseguidas. Antes de nada, hay que tener en cuenta que por la naturaleza del recorrido nos vamos a encontrar a gente de muy diferentes nacionalidades: rusos, franceses, austriacos, serbios, algún americano... todos ellos hablando en su lengua natal, con una estupenda subtitulación dado el caso.

El doblaje al español y, en general toda la interpretación de diálogos es un trabajo de cine, como pocos quedan. Los tonos de desafío e insinuación de Anna Wolff, la inocencia de la srta. Obolenskaya, los desvaríos seniles y jadeos del abuelo de la misma, la educación refinada de la familia burguesa francesa y de la pareja anglofrancesa de señoritas (cuya relación es, cuanto menos, extraña), el sospechoso tono dicharachero del sr. Abbot, etc. son un claro ejemplo de las joyas que podremos apreciar en esta sección.

Llegados a este punto, es hora de desvelar y adentrarse en uno de los aspectos más jugosos de esta apasionante aventura gráfica. Como primer punto, señalar que se trata de una aventura en primera persona y con enfoque point 'n' clic, muy sencillo e intuitivo. Pero oh, amados puristas, no temáis, que no tendremos en ningún momento la sensación de estar en un juego de Cryo; la continua interactividad de escenas animadas harán que veamos a Robert Cath en innumerables ocasiones. Ya que hablamos de éstas, decir que están integradas en el juego de tal forma que no notaremos cambios bruscos (por no decir casi ninguno) cuando sea el propio juego quien tome la iniciativa, y no nosotros.

"The Last Express" cuenta con la originalidad de utilizar un sistema en tiempo real, de tal modo que, respetando los horarios (servicios de desayuno, almuerzo, cena, hora de acostarse...), nos sumergiremos de tal modo en el juego que tendremos la sensación de estar allí: mientras estamos charlando tranquilamente con uno de los viajeros puede que a esa misma hora en otro compartimento esté sucediendo algo realmente importante, y si nos quedamos demasiado tiempo pensando en las musarañas acabará nuestra aventura antes de lo que nos pensamos.

Del mismo modo, la vida de los restantes pasajeros es similar: dependiendo de los acontecimientos variará su actuación. Y es aquí donde entran varios factores: en muchos momentos no sabremos qué es lo que debemos hacer, pues nadie nos da pautas de cuál debe ser nuestra misión y todo se verá supeditado a la casualidad o a nuestra astucia, que nos llevará a estar en el lugar oportuno en el momento apropiado (o algo así dice el dicho ;)). Esto nos lleva a analizar, pues, la linealidad del juego: prácticamente nula, como suponéis. Hay mil y un caminos para acabar el juego, y, dependiendo de nuestras acciones, veremos cómo se producen los acontecimientos, ganando o perdiendo valiosos detalles.

Estrechamente relacionado con esto está el curioso sistema de salvar las partidas: al contrario de la mayoría de los juegos habituales, no dispondremos de una pantalla donde almacenar varias partidas y reanudar el juego a partir de la que queramos cargar: un 'curioso' reloj nos da la bienvenida mostrándonos a su lado el itinerario desde París a Constantinopla, con todas sus paradas. Pues bien, cada vez que iniciemos el juego, regresaremos al lugar en el que nos quedamos la anterior vez, reflejado en un punto del mapa y en una hora concreta según el reloj. Pero, ¿y si las acciones que hemos hecho hasta ahora no eran correctas y hemos llegado a un callejón sin salida (ojito a los dead-ends)€ No hay problema: o bien retrocedemos con el reloj hasta la hora deseada o

volvemos al punto del viaje que esté a nuestro antojo. Esta particular "máquina del tiempo" nos servirá de gran ayuda cuando no sepamos qué hacer o intuyamos que hemos hecho algo mal.

Y el último punto de jugabilidad que hay que tratar. No olvidemos que somos: a) un sospechoso de asesinato, b) un impostor desconocido y c) un médico salido de la nada. Esta conducta extraña no pasará desapercibida en el tren y habrá momentos en los que tendremos que luchar con estos enemigos para, o bien explicarles la situación, o bien quitárnoslos del medio. No hay que echarse las manos a la cabeza; estos momentos de acción desempeñan muy poco porcentaje de la aventura, y con esquivar y atacar unos minutos ya tendremos sorteado ese bache (aunque al principio cuesta un poco hacerse a ellas, más de una vez nos llevaremos algún tajo), y hasta nos servirá de relax y/o descargar adrenalina.

La dificultad de esta aventura se relaciona inmediatamente con lo explicado un poco más arriba: la multiplicidad de caminos y de sucesos, junto a los dead-ends con los que daremos inevitablemente, hacen que hasta al jugador más experto le sea, cuanto menos, jodidillo, si se me permite la expresión. No es un juego fácil, desde luego, y admiraré profundamente a aquel que se lo pase sin tener que volver atrás ni un solo segundo ni sin ser aniquilado por el camino. No me atrevería a recomendársela a aventureros que cogen una AG por primera vez, los novatillos, si no más bien a alguien con un poquito más de experiencia y que sepa de qué va todo este mundillo, ya familiarizado. Sería demasiado pedir para un principiante y lo dejaría por imposible. Para todos los demás, que se hagan una idea de las "aventuras de antaño", le echarán bastantes (por no decir muchas) horillas.

Cuando acabé por primera vez este juego, inmediatamente me vino a la mente ese famoso dicho de "cualquier tiempo pasado fue mejor...". Y es que, si tomamos como ejemplo esta aventura, todos estaríamos de acuerdo. Parece increíble que un juego de hace ya ocho años pueda haberse convertido en uno de los mejores del género, pese a todos los avances y técnicas que invaden el mercado actual. Cuidado hasta el último detalle, nos encontramos con un guión muy trabajado, un doblaje excepcional, unos gráficos realistas y originales como pocos y un modo de enfocar el juego desde el aspecto de jugabilidad realmente exquisito. "The Last Express" pasará a la historia de las aventuras gráficas como una obra maestra, excelente desde todos los puntos de vista. Y es que, señores, con lo quisquillosa que es una, no le he podido sacar ningún punto negativo. En todo caso, por ponernos muy finolis, me hubiera gustado poder elegir los diálogos con los personajes, pero ya se sabe, ¡nunca llueve a gusto de todos!

Escrito por rosela

Publicado el 11 de agosto de 2005

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