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Saludos:
he leído con bastante atención el análisis de Rosela sobre Drácula 3: El último santuario y los consiguientes comentarios al mismo. Me gustaría hacer una serie de reflexiones, si se me permite, puramente personales que espero que, al menos, hagan recapacitar a propios y extraños.
En primer lugar, y ya supongo que predispongo a bastante gente en mi contra, coincido con saago en las críticas esenciales a este review. Lo lamento mucho, pero opino muy sinceramente que: a) Rosela se pierde en obviedades que están indudablemente bien, espléndidamente incluso, para un gabinete de prensa, pero no para una página que, creo, es independiente y, sobre todo, seria en el análisis de aventuras; b) aunque sí que es cierto que, a nivel de redacción es bastante correcta (vamos, infinitamente superior a muchas de las que pueden leerse, para sonrojo de la reputación de este sitio web, en el apartado "Análisis"; como se me pueden exigir ejemplos, remito al lector paciente de esta parrafada a los ¿reviews? que un tal Raúl hizo sobre Shadow of the comet y secuela), sigo apreciando un cierto encorsetamiento, debido, probablemente, a las preferencias estructurales y editoriales que deben seguirse a la hora de valorar un juego en La-aventura; c) echo en falta algo más de sustancia, de alma.
He jugado a este título y me he deleitado con él, y me duele comprobar cómo este análisis no le hace ninguna justicia: Drácula 3 merecía un mejor tratamiento. Voy a poner un símil bastante gráfico para ilustrar esta idea: hace ya un tiempo, leí, en una de tantas webs que proliferan por la red, una reseña de una novela espléndida, Hyperion, de Dan Simmons. Esperaba encontrarme con una cuidada y analítica aproximación al libro, que desgranase algunas de sus implicaciones. Necesariamente, tenía que hablarse de Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer, trovador- escritor del siglo XIII, de quien copia la estructura: pues bien, héte aquí que me topo con una crítica lamentable, que no sólo no recoge ni una sola de estas implicaciones, sino que desvergonzadamente, tacha la novela de "imprescindible", de obra maestra y demás halagos gratuitos sin siquiera dar un solo argumento. Salvando las distancias (especialmente en lo cualitativo: decir que el autor de lo que se viene en llamar reseña por convención es escritor es como comparar a un gorila con un dinosaurio), algo parecido he encontrado en este review. Creo, Rosela, que había razones para pulir alguna arista, para hablar, qué sé yo, de literatura vampírica, que ejemplos no faltan en La senda del dragón. Desgraciadamente, desaprovecha usted una oportunidad única, como el batracio aquél, para loar las excelencias narrativas. Una minucia, es posible, pero que quizás le hubiese servido de gancho para intentar captar la atención del lector.
Esto, y perdónenme, acelero el final de este tocho infumable, me da que pensar sombríamente: compruebo cómo cada vez es más habitual, al menos en lo que respecta a las páginas en castellano, confundir "crítica" con "opinión". Hay más diferencia entre una y otra de lo que parece; la confusión semántica es lo que convierte en vergonzoso el ejercicio de la actividad en este país. La opinión es algo completamente subjetivo que no tiene por qué ser argumentado; a mi modo de ver, surge de lo irracional, de nuestros sentiimientos más profundos, nos pertenece tanto como para configurar una cierta personalidad. La crítica es, ante todo, un esfuerzo de responsabilidad. Se critica porque se espera que nuestra opinión sea leída por otras personas, por lo que los límites de la opinión deben necesariamente ya trascender nuestra esfera íntima. Vamos, que la opinión deja de ser opinión.
Hace tiempo que no me encuentro páginas en Internet, ya sean en castellano como en otros idiomas (adventuresplanet es delictiva, por ejemplo) salvo honrosas excepciones (lo siento mucho, pero AventurayCía me parece una de ellas; no, no soy miembro de su staff, aunque como verán, el Mal se manifiesta siempre de la misma forma) que tengan clara esta división de las cosas. Bueno, creo que repercute negativamente en la web en cuestión, pues el daño sólo se lo infringen a sí mismos. Si, encima, se hace una crítica, que puede ser formulada en mejores o peores términos, eso dá igual, y se buscan autojustificaciones (y hasta incluso se emplea la archisabida coletilla de los malos modos como excusa ante la que escudarse), entonces, creo yo, flaco favor se le hace tanto a esa página, como a la gente que la lee y la gente que la sostiene.
Ésta pretende ser una crítica fundamentalmente constructiva. Señores de La-Aventura, por favor, revisen sus análisis, compruébenlos antes de leerlos, depuren faltas ortográficas (que están "trabajando" para un público, maldita sea) cuando sea pertinente (¡no se quejen y hagan el favor de echar un vistazo a las reseñas que llevan la firma de Dardo!) y, por dios, maduren. Si esto no les convence, pronostico no una corta, pero sí una errática vida a esta web. ¿Recuerdan aquella máxima pretoriana que decía eso de "renovarse o morir"?. Ustedes mismos.
Ah, y por el amor de Dios, no piensen en agradar al público con críticas que parecen obra del guionista de los Lunnis. La labor de todo crítico es la de imponer su criterio, sea cual sea, por encima de las presiones. De lo contrario, se desvirtúa su labor. Y creo que también él como persona.
He terminado, gracias por haber tenido la paciencia de leerme. No volveré por aquí, no soy amigo de las réplicas. frontón que lo único que hacen es entroncar a cada uno en su limitada visión del mundo. Sólo les pido, como usuario ocasional de esta página, que por favor, recapaciten. Me gustaría despedirme de ustedes con una mención a Galileo, el astrónomo pisano. Nadie defendió en su momento su teoría heliocéntrica y le hicieron abjurar de su fe. ¿Recuerdan lo que dijo? Eppur si muove, sí. Y hoy, sus teorías se estudian en todas las Universidades y las de sus críticos, han sido olvidadas por sonrojantes. La historia, que no es más que un periodo muy amplio y dilatado de tiempo, a veces deja a la gente en el sitio en que se merece...
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