La alemana Deck13 llegó a nuestro género con las cosas claras: una aventura gráfica, para entretener, debe estar repleta de guiños cómicos. Hasta ahora, esta filosofía la han aplicado en todas aquéllas que han lanzado y todo apunta a que lo mantendrán en sus sucesivos proyectos. Sin embargo, el hecho de dotar a una aventura gráfica de tales guiños no la convierte en un producto estrella del género y deberá ofrecer, como todas, un nivel de calidad aceptable de cara al aficionado.

La trayectoria de Deck13 viene de pasar por la creación de la trilogía Ankh. Tres aventuras gráficas ambientadas en el antiguo y misterioso Egipto eran ya demasiadas como para ofrecer al público una cuarta entrega de las aventuras de Assil, amén de demostrar cierta carencia de imaginación por parte de sus guionistas. Eso han debido de pensar dentro de la sede de Deck13 que, en su cuarta y más reciente aportación al género, ha cambiado radicalmente de temática llevándonos de las maldiciones que albergan las enigmáticas pirámides a surcar aguas de Suráfrica a bordo de un navío pirata.

Aventura gráfica, piratas, chico y chica, una isla, un malo muy malo y dosis de humor. Es inevitable que tal mezcla de ingredientes haya traído a la memoria de más de un lector un clásico del pasado: Guybrush Threepwood y sus aventuras por Monkey Island, pero no caigamos en el error de presuponer que los chicos de Deck13 han querido plagiar el trabajo de Ron Gilbert (tal es la admiración que profesan por LucasArts), y pasemos a analizar el producto que ha traído a nuestras tierras FX Interactive.

El Imperio Británico está a punto de sufrir un malvado ataque por parte del llamado Doctor T, cuyo objetivo es destruir la flota del Imperio, arrasar todas las plantaciones de té del planeta y establecer su marca como la única que puedan consumir los estirados ingleses. Para intentar frenar esta sublevación procedente de la isla de Tooth, la Reina de Inglaterra envía al mejor espía que posee el Imperio, el orgullo de Inglaterra y antecesor de James Bond, un tal Montgomery muy falto de recursos.

En esta historia se verá involucrado nuestro protagonista, Jack Keane. Jack, que tiene una importante deuda pendiente, se encontrará con una oferta que no podrá rechazar: un agente del Imperio Británico le ofrecerá, a cambio de una cuantiosa recompensa, el encargo de recoger a nuestro James Bond particular en Ciudad del Cabo y transportarlo hasta la isla de Tooth.

Tras la llegada a la isla, Jack deberá encontrar el modo de cobrar la recompensa, algo que no le resultará facil, y que le llevará a reencontrarse con sus años perdidos de niñez y convertirse en el único hombre capaz de salvar al Imperio Británico.

Personajes principales:

• Jack Keane: Un capitán en graves apuros económicos que espera cobrar la recompensa por transportar al mejor espía inglés hasta la isla Tooth.
  
  
• Amanda: Misteriosa e intrépida mujer. Se vale por sí misma, y está buscando quien la lleve a Tooth para atender una oferta de trabajo.
  
  
• Montgomery: El más valiente espía del Imperio Británico, un orgullo inglés capaz de pasar desapercibido en cualquier situación. Su objetivo: descubrir los planes del Doctor T.
  
  
• Doctor T: Gobierna la isla Tooth, un pequeño enclave estratégico que posee el Imperio Británico, pero sus objetivos distan mucho de servir a Su Majestad. Este ex-miembro de la British Royal Society ha llevado a cabo experimentos genéticos que le permitirán acabar con las plantaciones de té del planeta, salvo las suyas propias. Los ingleses no tendrán más remedio que comprar su té para tomárselo a las 5 o'clock.

No solamente se ve continuidad en el estilo de aventuras gráficas que desarrolla Deck13. El aspecto gráfico mantiene cierta similitud en todas ellas, y no solamente debido a la utilización del mismo motor gráfico, OGRE, sino también al corte caricaturesco con que edificios y personajes han sido realizados y al alto colorido de que hacen gala los escenarios por los que transcurrirá nuestra difícil empresa. Es ya un sello personal de Deck13 el dotar a los escenarios de semejante gama cromática, y la saben utilizar en su favor. Este toque logra que los escenarios, por sí solos, hagan la exploración más alegre y amena preservando la alineación con el corte general de la aventura.

A diferencia del esquema gráfico a que ya estamos tan acostumbrados, escenarios prerrenderizados diseñados en dos dimensiones y personajes modelados poligonalmente integrados en aquéllos, aquí nos encontraremos ante un entorno completamente en tres dimensiones, en el que tanto escenarios como personajes han sido diseñados con ese toque particular que se acomoda al estilo cómico de la aventura. El realismo gráfico no ha sido el objetivo buscado por el equipo de diseño, ni en personajes ni en edificios, y esto se debe a que la aventura, sencillamente, no lo necesita y de otro modo, un sistema gráfico lo más realista posible no encajaría con el conjunto global, algo que resultaría más en un artificio para deslumbrar visualmente que para utilizarlo en favor de la historia.

Los personajes, además de bien realizados, demuestran el buen hacer de los grafistas en el campo de las animaciones. Las expresiones faciales que nos ofrecerán en primer plano, en las que por ejemplo distinguiremos claramente los dientes de cada personaje, alcanzan un nivel aceptable. Igualmente están a la altura de la calidad de las animaciones diseñadas para cada modelo 3D. Fluidas y bien realizadas, alcanzan un detalle suficiente para incrementar el entretenimiento del jugador. Además de las expresiones y animaciones generales, es de recibo destacar las sombras. Generadas en tiempo real, todo personaje y edificio proyecta la suya, y cambiarán de posición a medida que nos movemos por la pantalla, lo cual es muy de agradecer.

Los escenarios, por su parte, nos ofrecen tanto experiencias positivas como negativas. Los chicos de Deck13 han sabido solventar el problema asociado a los entornos 3D, en que los escenarios suelen aparecer vacíos y generan en el jugador la extraña sensación de estar andando por una localidad sin vida. Aún así, si bien éstos en su gran mayoría resultan más que agradables, debemos resaltar en este análisis el problema que acarrean aquéllos que discurren por plena jungla. En éstos, el diseño es tan excesivamente poligonal que pueden provocar desorientación en el jugador. Las texturas, tanto del suelo como de los edificios, aunque correctas en su objetivo y suficientes, no ofrecen el nivel de calidad que cabría esperar.

El motor gráfico, que nos permite jugar en unas resoluciones entre 640x480 y la alta 1280x1024, peca gravemente de algunos fallos que afean el resultado final y que no pasan desapercibidos al jugador; detalles que no estamos dispuestos a aceptar en un videojuego diseñado en tres dimensiones y que supone el cuarto trabajo por parte de sus creadores. Un excesivo nivel de dientes de sierra puebla aquellos objetos mostrados en primer plano y, sobre todo, aquéllos que con una pequeña animación dotan de dinamismo a los escenarios. Del mismo modo, dichos objetos animados no han sido integrados con el escenario del modo en que sí se podría haber hecho, desluciendo el acabado final apareciendo como un pegote encima del escenario.

Uno de los elementos donde los fallos gráficos destacan enormemente es el agua. Mientras que el efecto gráfico de la refracción que sufre la luz es más que correcto, no ocurre así con la interacción entre agua y objetos. La animación de las olas chocando contra el casco de los navíos o los diques deja mucho que desear y da la impresión de que se ha dejado a medias y no se han preocupado por ultimar su detalle. Una lástima, teniendo en cuenta que estamos ante una aventura gráfica que tiene lugar en plena mar.

Respecto a las secuencias cinematográficas sin interacción por parte del jugador, nada que destacar. Han sido realizadas con el propio motor gráfico del juego, con lo que pecan de los mismos defectos y gozan de las mismas buenas maneras.

A falta un adjetivo más apropiado para describir la banda sonora que nos acompaña durante toda la aventura, diremos que ésta pasa desapercibida. No es que sea monótona o que no contribuya a crear atmósfera alguna (que no lo hace), simple y llanamente no destaca en absoluto. El jugador estará explorando los escenarios y de repente, por un cambio en la rutina musical, se dará cuenta de que había una música de fondo sonando. Ni tensión, ni intriga, ni situación cómica: la atmósfera generada por el hilo musical brilla por su ausencia.

No se puede decir lo mismo del apartado reservado a los efectos de sonido. Éstos sí han sido cuidados y están presentes durante todo el juego. En cualquier localización que nos encontremos siempre escucharemos de fondo ruidos propios del lugar, como son el piar de los pájaros en el bosque, las pisadas al caminar o el sonido de mercado (aunque no haya nadie comprando, ejem).

Especial mención merece el apartado referido al trabajo de los actores de doblaje. Acostumbrados a recibir en nuestras tiendas títulos no localizados completamente, o si han pasado por proceso de doblaje éste se limita tan solo a los diálogos, se agradece el ver que hay editoras españolas dispuestas a hacer un esfuerzo por hacer llegar productos completos, y no a medio hacer, a manos de los aficionados. Tal y como quedó patente en la encuesta a tal efecto, la poca importancia que le dan las distribuidoras a traer las aventuras gráficas completamente localizadas es lo que más molesta a los jugadores.

Absolutamente todos los diálogos, y estamos ante una aventura gráfica con un buen número de líneas de texto, han sido doblados al castellano, así como los monólogos que Jack o Amanda pronuncian cuando examinamos un objeto. Todo parece haber sido tratado con el mismo cariño y la calidad del doblaje no decae en ningún momento. Nada se ha dejado al azar y la voz española asignada a cada personaje ha sido estudiada con cuidado; todos tienen una voz que encaja perfectamente con su nacionalidad y aspecto físico. Entre las voces elegidas distinguiremos a actores tan familiares como Carlos del Pino (Ned Flanders, Lucius Malfoy o Sherlock Holmes en El pendiente de plata) caracterizado como Doctor T, Javier García (Pandu en la aventura pero Apu Nahasapeemapetilon en Los Simpsons), o Claudio Serrano como Jack (voz de Christian Bale en El truco final y Batman Begins).

El proceso de doblaje no ha sido ni el mejor ni el más perfecto que podemos encontrar en ediciones españolas pero el buen trabajo realizado por los actores permite seguir las conversaciones de un modo coherente y totalmente realista.

Los procesos de localización es lo que tienen, y es que los gadgets también se traducen para situarlos en el contexto de la población a la que va dirigida cada edición. Desde aquí un tirón de orejas para los encargados de la traducción de los diálogos por su ingenio. Alguno de los guiños españoles lograrán sacarnos una sonrisa, pero la verdad es que desearíamos que tal trabajo no hubiera tenido lugar y se hubiera añadido en su lugar un texto acorde a la historia y no algo relacionado con la actualidad de la península.

Si algo está demostrando Deck13 con su trabajo, es que para realizar una aventura gráfica con un entorno tridimensional no es necesario convertirla en un híbrido plataformero, introducir elementos de acción o recurrir al teclado para su control. El point&click y las 3D se llevan bien, y aquí están por cuarta vez para demostrarlo. Éste es un aspecto que han sabido utilizar y mejorar en cada nuevo desarrollo a que se han enfrentado. En todo momento, la cámara que nos muestra la vista en tercera persona cambia de posición o se desplaza por el escenario hasta situarse en el punto en que se ofrezca la mejor experiencia de juego, sin detenerse detrás del personaje o de modo que se pierda de vista algún objeto.

El control de nuestro personaje (o personajes, ya que en algunos momentos habremos de tomar el papel de la misteriosa Amanda) se realiza a través de un sistema point&click igual de mal distribuido que en el universo Ankh, y es que estos alemanes no aprenden. En Alemania no sé para qué utilizarán el dedo corazón, pero aquí desde luego que no lo usamos para hacer doble click. La asignación de las acciones al botón secundario del ratón es tan incómoda que cuando quieres correr para hablar con algún personaje o utilizar algún objeto el doble click se convierte en una tortura y piensas que esta gente necesitaría más de una clase de usabilidad.

Por lo demás, el control viene a ser el más básico point&click: desplazarse haciendo click, ir corriendo haciendo doble click. Las combinaciones de objetos, tanto dentro del inventario como con objetos o personajes del escenario, se harán a través del botón de acción, esto es, el secundario. Las combinaciones, aunque intuitivas por el hecho de seleccionar con un click el objeto deseado, se vuelven a su vez incómodas por la razón de que los objetos no se quedan seleccionados. Probar un objeto del inventario con tres objetos o personajes del escenario conlleva desplazar el cursor hasta el inventario para seleccionar tres veces el objeto a combinar, con la consiguiente pérdida de tiempo.

Para no perder en ningún momento la referencia de los objetos y salidas presentes en pantalla, y para huir del pixel-hunting en cierto modo, tenemos la facilidad de, a través de la tecla X del teclado, iluminar todos los puntos calientes del escenario. Una utilidad que, sin ninguna duda, los más veteranos del lugar evitarán utilizar la mayor parte del tiempo.

El inventario, que se puede ocultar mediante el teclado, se encuentra situado en la parte superior del escenario directamente sobre éste, ya que la pantalla no está divida mediante las clásicas bandas negras superior e inferior. El escenario aprovecha todo el alto posible de la pantalla. No molesta en absoluto y es accesible en todo momento sin necesidad de una pantalla secundaria. Cuando lo tengamos bastante lleno aparecerán a cada lado sendas flechas para podernos desplazar por él. Un detalle a mencionar es que los objetos no permanecen permanentemente en nuestro inventario, el juego los elimina automáticamente cuando ya no los vamos a necesitar, lo cual causa un poco de extrañeza pues habría sido mejor que sea el propio personaje quien nos informe de tal cosa integrándo este hecho en la historia, y no ver que de repente nos han desaparecido algunos objetos llevándonos a pensar que nos encontramos ante algún tipo de bug.

La historia, que carece de toda profundidad y dotada de giros argumentales más que previsibles, ha sido dividida en trece capítulos, correspondiendo cada uno a una sección argumental. Este elevado número de capítulos nos puede predisponer a enfrentarnos a una aventura gráfica de extrema duración. Nada más lejos de la realidad. La duración es tirando a media, ya que se suele avanzar de manera más o menos rápida. Además, los capítulos no mantienen todos ni la misma estructura ni la misma duración: los hay que nos durarán apenas unos minutos y otros en que debamos atender a varios objetivos principales y secundarios.

Las tareas a realizar en cualquier capítulo estarán disponibles en el Cuaderno de Bitácora, donde a través del teclado se nos recordarán aquellos objetivos que debemos alcanzar. Esto nos libera de la tarea de llevar un pequeño cuaderno en el que apuntar qué tenemos que hacer y no perder el hilo de la historia de un día para otro. Sin embargo, se echa en falta la existencia de un diario del protagonista mediante el cual acceder a un resumen de la historia o a los diálogos ya conversados con demás personajes.

Los diálogos, donde junto con los puzzles se va desenredando la trama y todo adquiere sentido, se desarrollan a través del viejo sistema de selección de una respuesta entre varias y suelen ser en su mayoría entretenidos y ayudan a crear la atmósfera que permite disfrutar de la aventura. Hay pocos momentos, pero los hay, en que un pequeño fallo de programación hace que los personajes con quienes entablemos conversación nos respondan acerca de algo que todavía no les hemos comentado y por ende, desconocen.

Además de lo ya comentado, dos aspectos negativos toman protagonismo. Uno son las tediosas pantallas de carga que encontraremos una y otra vez durante toda la partida. No por el hecho de estar, sino por el hecho de que realmente es mucho el tiempo que se pierde esperando a que se cargue el escenario. El otro aspecto negativo es el relativo a los desplazamientos por la isla. Los escenarios tridimensionales por los que daremos vueltas suelen ser un poco grandes y para ir de una punta a otra deberemos dar un largo paseo. En uno de los últimos capítulos esto lo han intentado subsanar, pero para ello han introducido un elemento argumental que poco o nada pinta dentro de la historia.

Como elemento ajeno a la propia aventura gráfica ha sido añadido un pequeño sistema de extras a modo de incentivo, a través del cual cada vez que solucionemos distintos puzzles obtendremos una nueva figura en el llamado Museo de Cera. Cuantos más puzzles de este tipo resolvamos más lleno estará nuestro museo, pero esto es más un elemento a modo de aliciente que algo inmerso en la historia. Similar a éste es la posibilidad de, una vez que ya hemos acabado la aventura, poderla rejugar en modo sepia; para los amantes de lo clásico.

El equipo de pruebas en que se ha realizado este análisis cumple con creces los requisitos mínimos. Pese a ello han sido constantes los fallos que hemos experimentado. Sin ninguna explicación (nunca se producían en el mismo punto ni bajo las mismas condiciones) han sido incesantes los errores que producía el ejecutable del juego obligando a cerrarlo y volver a iniciar.

A la hora de enfrentarse al inicio de esta aventura, hay que tener en cuenta que estamos ante una aventura gráfica que se centra más en entretener que en ofrecer un importante reto para la mente aventurera. Esto no quiere decir que carezca de dificultad alguna y que nuestras pequeñas células grises ni se inmutarán, pero sí que la dificultad está demasiado enfocada a evitar los largos atascos.

Por lo general, el desarrollo de la aventura, además de los diálogos con los demás personajes, se lleva a cabo a través del sistema del trueque mediante el que para conseguir algo de un habitante de la isla, nos pedirá algún favor a cambio. Esto hace que la práctica totalidad de puzzles sean relativos a combinaciones de objetos, conseguir algún objeto para alguien o hacerle un favor, lo que dota de dinamismo a la aventura. Algo a lo que cualquiera está acostumbrado y precisamente aquéllos que gozan del más profundo cariño de la comunidad aventurera.

La aparición de puzzles de tablero es prácticamente nula, aunque alguno hay por ahí perdido, y lo que hay es tan sumamente sencillo que no merece la pena ni citarlo. La tónica general viene marcada por la facilidad de los puzzles si bien a veces la dificultad viene por otro lado, y se debe a fallos argumentales. En ciertas ocasiones la historia no deja claro qué se espera del jugador, entrando en una de esas situaciones en que por desesperación se aplica el todo con todo y una vez ejecutada la acción correcta caes en la cuenta de lo que había que hacer, pero sin saber por qué ni para qué había que hacerlo.

Como elemento propio de la edición española preparada por FX Interactive, debemos destacar aquí la inclusión de su nuevo sistema WannaPlay, a través del cual y mediante vídeos explicativos aprenderemos a utilizar los controles de la aventura.

Todo apunta a que a esta aventura gráfica le ocurrirá lo mismo que a su banda sonora, y pase desapercibida entre los lanzamientos y anuncios del mundo aventurero. Es muy complicado que llegue a sentar un precedente tanto por su historia como por su innovación prácticamente nula. No consigue llamar la atención salvo por el proceso de doblaje a que ha sido sometida, y eso, aunque forme parte del paquete completo, no se lo debemos a los creadores de la aventura.

Resulta una opción idónea para cuando queremos jugar una aventura gráfica que no suponga un importante reto y con la que pasar un buen rato. Esto nos lo garantizará, y con creces. Eso sí, está destinada a pasar como una más por nuestros monitores.

Para llegar al corazón de un aventurero hay que ofrecerle algo más que un buen hacer técnico y unos giros argumentales más que previsibles, y por eso esta aventura se queda en lo que es: un vano intento por recuperar los clásicos de antaño, que por falta de argumento y carisma se queda en un quiero y no puedo, que sin embargo es espléndido como entretenimiento.

Escrito por Althor

Publicado el 05 de mayo de 2008

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